Noche en un hospital
Noche en un hospital. Dos ancianas nonagenarias comparten habitación. Todavía se intuyen en sus rostros algunas de las hermosas formas que tuvieron en sus años de esplendor en la hierba . Sus cuerpos están devastados por los partos, la osteoporosis y la artrosis. Sus labios pronuncian frases incomprensibles, que verbalizan vivencias guardadas en la parte del cerebro donde habitan los sentimientos . Fueron vida y son testimonio de tres siglos: el que configuró los principios de su educación y formación infantil (Siglo XIX) y los que han habitado (Siglo XX) y viven (Siglo XXI). Son madres y abuelas, ramas del árbol al que pertenecemos. Si miras bien, en sus pupilas se reflejan aún los amaneceres, los atardeceres y las noches compartidas con su ser más amado. ¡Hermosas palabras, incandescentes caricias que nos engendraron! Hoy las puede las miserias humanas, el dolor, la necesidad de mear, las ganas de defecar... ¡Barro somos, aunque Ana y María nos llamen!. Noche de hospital.