Luz dorada
La indescriptible luz dorada de los atardeceres de la sierra de Madrid envuelve toda la naturaleza y evoca vivencias de un tiempo que, crees, no ha transcurrido.
Sucedió ayer, pero lo mantienes en primera fila, en la perspectiva del presente, guardado amorosa y tiernamente junto a la calidez del corazón.
Mañana florecerá entre tus recuerdos más íntimos y queridos, estrangulando sin querer tu garganta ahita de sentimientos y nostalgias.
Se deslizará tu lágrima hacia la comisura de tus labios y sabrás que fue, que el tiempo se ha ido y no tiene posibilidad de rectificación.
¡Oh ayer, siempre querido y añorado desde mi presente vacío, vuelve, por favor, no me dejes aún más solo!. Ya te has llevado a casi todos mis seres queridos y has lacerado mi cuerpo por cuatro veces; me has humillado y destrozado mi valía profesional. ¿Qué más quieres? Déjame, al menos, a Baucis, al mar y esta luz dorad
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